Víctor Alfonso, a sus 37 años, se ha destacado como un hombre estudioso y trabajador. Durante los meses de marzo y noviembre, se dedica a la pesca artesanal en alta mar, desempeñando un papel fundamental en el sustento de su hogar.
Lo más hermoso de esta profesión es que, aunque cada uno tenga su propia embarcación, siempre contamos con el apoyo mutuo. Cuando uno sale a pescar, el otro ya está al tanto y pendiente. Siempre existe una colaboración entre nosotros para cualquier tarea que necesitemos llevar a cabo.
«Para mí y mis compañeros ha sido excelente. Nos abrió la mente a nuevas cosas respecto a la forma de comportarnos y a cómo mirar el futuro y el día a día”, dice Víctor cuando se le pregunta sobre Decido Ser. “Acá nunca se había visto esa forma de trabajar, como lo hizo la Fundación ACDI/VOCA con nosotros; no solo nos capacitó sobre los temas marítimos, sino que además nos sensibilizó en otros puntos muy importantes como, por ejemplo, uno que fue muy especial para mí, el tema de las emociones «.
Vive con su esposa y sus dos hijos en Puerto Escondido, Córdoba, ubicado a dos horas de Montería, la capital del departamento. Víctor reparte su vida entre múltiples labores, y además de la pesca artesanal, trabaja por turnos en el área de facturación de la sala de urgencias del Hospital del municipio y también como técnico en informática desde su hogar, en horarios alternos.
Como pescador, es miembro de COMPACREY, una de las seis asociaciones de pesca artesanal que hicieron parte del programa Mar Social, una iniciativa implementada por la Fundación ACDI/VOCA LA, en alianza con Shell EP Offshore Ventures Limited, Colombia, la cual logró el fortalecimiento técnico y psicosocial de 200 hombres y mujeres que se dedican a este oficio en la franja costera de Córdoba y Antioquia, específicamente en los municipios de San Antero, San Bernardo del Viento, Puerto Escondido y Arboletes.
Este Programa, tuvo dos ejes de acompañamiento y formación; uno de ellos, la implementación de la metodología para el cambio social Decido Ser, desarrollada por FAVLA, trabajando habilidades como resiliencia, trabajo en equipo, confianza y resolución de conflictos. Y, el segundo, de fortalecimiento en seguridad marítima e innovación tecnológica para mejorar la captura.
Para Víctor, las experiencias con el programa Decido Ser, cambiaron su forma de relacionarse, impactando positivamente su vida: “Lo de las emociones me cambió, a veces uno hace o dice cosas que no son y se deja guiar por la rabia o el impulso. Antes yo pensaba que la rabia era otra cosa, ahora sé que es una emoción y hay que sentirla, pero también hay que controlarla; por ejemplo, yo a veces tengo discusiones con mi esposa, y con el conocimiento que nos dieron, ahora soy más calmado, más tolerante y trato de dialogar más con ella».
En el programa Mar Social, el fortalecimiento en seguridad marítima también fue fundamental. Se llevó a cabo un proceso formativo con personal especializado. Se repararon 56 embarcaciones en mal estado y se proporcionaron equipos y elementos necesarios para que las asociaciones participantes pudieran realizar sus faenas de pesca de manera segura.
Anteriormente, la seguridad marítima no era considerada relevante para los pescadores artesanales de la región, pero Víctor ha experimentado un cambio significativo: «Antes, no le prestábamos mucha atención. Salíamos a pescar sin llevar ni siquiera un teléfono o un chaleco salvavidas. Básicamente, nos aventurábamos en el mar sin pensar mucho en las precauciones necesarias. Ahora somos más precavidos. Gracias a Mar Social ahora siempre llevamos radios, cada uno se asegura de llevar su teléfono celular, su salvavidas y el espejo que nos dieron para hacer señalizaciones. De esta manera, nos sentimos más seguros en caso de algún contratiempo en el mar. Nuestras embarcaciones son ahora más funcionales y creo que la seguridad marítima ha mejorado al cien por ciento».
Para Víctor, el trabajo en equipo se ha fortalecido, porque “mientras realizamos faenas prácticas para manejar el GPS y las ecosondas, los instructores resaltan la importancia de participar activamente y unirnos para lograr nuestras metas”(..) “En otros procesos en los que he estado, por lo general se hace entrega de lo que van a traer, y ya, no aparecen más nunca, acá fue diferente porque primero nos instruyeron sensibilización sobre lo que se iba a entregar y también nos brindaron capacitación sobre el manejo de esos implementos y su debido uso para que duren”.
Con la experiencia de varios años en el oficio, Víctor explica cómo transcurren sus días durante la temporada de pesca:
«Normalmente, nos levantamos a las 5 de la mañana y preparamos nuestras cavas, hielo, redes, nylon, todo lo necesario. En promedio, salimos a las 6 de la mañana y pasamos todo el día en el mar. Sin embargo, también existen jornadas nocturnas, cuando los peces están más cerca de la orilla. En ese caso, salimos a las 3 de la tarde, colocamos las redes, dormimos afuera, vamos a revisar entre las 9 y 10 de la noche, finalizamos alrededor de la 1 de la mañana, recogemos las redes y revisamos nuevamente entre las 5 y 6 de la mañana antes de regresar a casa”.
Mar Social también llegó a otras cinco asociaciones: ASOPENSUR y ASPESCAR en Arboletes, ASOCHIPECAR en Caño Lobo, San Antero; APAAB en Punta Bolívar, San Antero y ASOFABRAGON en San Bernardo del Viento. Esto ha aumentado la capacidad de gestión de más de 200 pescadores/as artesanales de la región Caribe.